MAGULLADO EN NAVIDAD I

Cuando tenía 12 años solía ser un niño inquieto y alegre, travieso, hasta un poco diablillo como la mayoría de mocosos. De hecho sólo esperaba con impaciencia 2 fechas del calendario: mi cumpleaños-por la cantidad de beneficios que significaban para mi- y la Navidad. En esas épocas, aparte de empacharme con paneton de todas las marcas, los fines de semana me veía obligado, casi arrastrado a salir de compras con mi madre. Para no aburrirme me divertía molestando a alguno de esos tipos panzones disfrazados de Papa Noel que deambulaban en los centros comerciales. Como siempre fui medio curioso me ponia a preguntarle un monton de sonseras, uno hasta me confesó que estaba harto de ponerse ese ridículo disfraz. Todas las mañanas ni bien despertaba, desayunaba como un desesperado y salía corriendo con la boca repleta de pan, a subirme en un skateboard, a saltar, a caerme, a sacarme la mugre, a reirme y a disfrutar de las vacaciones de fin de año con mis amigos...

También en aquel mes de Diciembre, con singular minuciosidad, comenzaba a almacenar y seleccionar todos los cohetecillos y cohetones que pudiera junto a mis amigos. En toda la semana navideña, reventábamos unos cuantos, a veces arrojándolos a las puertas de las casas, a los perros, en las zapatillas y hasta en las manos, a veces teníamos miedo, pero cuando eres niño te atreves a todo. Llegaba el 24 y ya para la medianoche, mientras los mayores brindaban y se abrazaban, mis hiperactivos amigos y yo nos confundíamos en medio de todo ese humo y escándalo, nos convertíamos, por unas horas, en una especie de pequeños talibanes, en unos terroristas petisos y novatos, pero nos sentíamos lo máximo. A pesar de las reprimendas de mi vieja y de algunos adultos, nos matábamos de risa y no volvia a entrar a casa hasta que se terminaban todo. Sí que nos divertiamos. Después de abrir mis regalos y saludar a toda mi familia, seguia comiendo panetón para recuperar energías. Recuerdo que antes de dormir me quedaba pensando y me preguntaba si todas las navidades las pasaría así tan bien...

Ahora, a mis 23 años, algunas cosas cambiaron, me encontraba ahí, parado frente a un anuncio publicitario, en un gran centro comercial de una zona exclusiva de Lima, recordando lo bien que la pasé cuando era niño. Ahora en cambio, estaba en medio de todo ese bullicio y alboroto de la gente, mirando las ofertas, las luces multicolores, escuchando villancicos más “cool” y a aquel viejo barbón y panzón soltando su famosa carcajada, sólo que esta vez no se me antojaba decirle una sola palabra.

Sí, había llegado la navidad otra vez, para algunos la temporada más alegre del año, (por cierto para mí lo había sido) para otros-como yo- ésta en especial iba ser una, que en medio de todas esas compras compulsivas, brindis y festejo, sólo era el día en el cual podía sentirme especialmente miserable. Esta sería una navidad sin novia, y no es que todas las navidades la haya pasado emparejado, de hecho algunas de mis novias anteriores también supieron tomarse unas "vacaciones". Sin embargo, con esta última enamorada, con “G”, fue diferente, compartimos tantos lugares, tantas fechas y momentos juntos, que creo que- al igual que Thom Yorke-podría gritarle en la cara: “¡You were so Fucking special!! (distorsión de guitarra incluido) …y mejor no sigo.

Cuando estas con enamorada, los días previos al 24 y mismo día, se la pasan planeando que regalarse y darse la sorpresa el uno al otro, porque quien más que tu novia para darte un buen regalo. Ella es la única que te ha escuchado hablar todo el año de ese polo que tanto te gusta; o de ese disco que te fascina; o de ese reloj que vieron juntos un dia en una tienda; o de ese iPod que necesitas para pasar mejor el rato en la oficina. Ella es la única que se tomará el trabajo de comprar algo especial para ti, tan sólo para ver tu carota de mongo, tu babosa expresión de niño revejido sonriente y feliz rompiendo el papel de regalo. Es ella la que recorrerá todo el Jockey Plaza, los infinitos carriles de Wong y Metro y hasta el zótano de El Hueco si fuese necesario, con tal que tengas el regalo que te mereces. ¿Quien mas si no es ella? Los parientes sólo saben regalarte tonterías. Las tías, abuelas y madrinas no tienen idea de que rayos necesitas y terminan comprándote lo mismo de todos los años: una colonia aftershave, un polito casual con un diseño horrible, un short que te queda grande, o que te queda cuete, pero jamas pintado), un vino que sabe a purgante (que seguramente se lo regalaron a ellos en el intercambio de regalos de la oficina) o -como todos los años- un cumplidor paquete de calzoncillos de colores distintos, de esos en cuya etiqueta aparece un tipo musculoso con las manos en la cintura, como un capitán calato, un adonis al que por supuesto tratarás de imitar frente al espejo enseñando tus pectorales e inflando el pecho (¿cual?) sin exito, al probarte esas diminutas prendas en la mañana del 25.

Cuando estas con enamorada en navidad, te pasas el día, ayudándole a decorar y adornar su casa- que a esas alturas ya es como tu segunda casa con hermanos y mascota incluida-con las luces, guirnarldas, coronas, muñecos, campanas y toda la parafernalia navideña. Juntos arman el árbol y lo decoran, y si eres mas alto que ella, te tiene una hora intentando ponerle la bendita estrella en la punta del árbol. Pero a pesar de todo eso te sientes feliz, pues en esa fecha especial como es la navidad, si la tienes a ella a tu lado que más puedes pedir?. Además cuando estas con enamorada en Navidad, apenas dan las 12 de la noche tienes la garantía de recibir una llamada importante. Alguien que no es parte de tu familia se preocupa exclusivamente por ti y aprovecha para recordartelo con un regalo y para hacer planes para el dia siguiente. No es poca cosa. En cambio, cuando estás solo, no te llama nadie. En mi caso ni el perro me dedicó un puto ladrido, pero bueno no los culpo, creo que todos estaban entretenidos ladrándole a los fuegos artificiales. Dieron las 12 y todos se abrazaron, y mi celular no sonó ni por casualidad. Pensé pánfilamente: “…debe ser porque las líneas están congestionadas, ya me llamará…”. Dieron la 1, las 2 y nada. Y cuando por fin recibo un mensaje de texto, y todo emocionado lo abro, pensando que ella se ha acordado de mi, me doy con la sorpresa que era un fabuloso mensaje de la empresa de telefonía, deseándome: “…Que la paz y la felicidad reine en su hogar durante todo el 2010” , si claro, como no.

Ensayé mi mejor sonrisa y "disfruté" mi “Nochebuena”, empujándome todo el panetón que encontraba. Me devoré tres porciones de pavo con arroz árabe, me tomé todo el champagne que había con los orates de mis primos y empezamos a burlarnos de los regalos de los demás y de los nuestros. Al final medio borracho me hice el valiente y me puse a reventar un par de cohetones con los sobrinos para luego irme a dormir vestido y por supuesto, recordándola...(continuará)

Este es un clásico navideño de algunos centros comerciales

Una punk rock al estilo de The Used..