jueves, 5 de agosto de 2010

MAGULLADO EN NAVIDAD III

Toqué su timbre, pero nadie me contestó, supuse que ella estaría esperándome en el departamento, decidí llamarla, luego de un par de timbradas me contestó. Alcancé a escuchar por el altavoz algunas risas femeninas, cuando toda suelta de huesos como si fueramos grandes amigos me dijo:
G: alooo….Angeloo?
Yo: alo..G..ya llegué dónde estás..?.. estee..tienes mis cosas?
G: si pero ahorita no hay nadie en mi casa, espérame en media hora llegaré…
Yo: ok voy a dar una vuelta, regreso aquí en media hora, apúrate. Chau.
G: ok, chau.



miércoles, 7 de julio de 2010

MAGULLADO EN NAVIDAD - Part 2

Todos seguramente, alguna vez, luego de una ruptura amorosa habremos escuchado, ante tu evidente cara de perro apaleado y abandonado, a algún experimentado amigo o hermano mayor decir lo siguiente: “ oe webon después de esto tienes que hacer tu luto”, yo pensé: “ bueno tiene sentido…el muerto soy yo…”. Otro amigo, no sé si más canchero o más futbolero me dijo: “brother en 3 meses estás listo para volver a las canchas”, yo me dije: “¿canchas? ¿ pero cuáles canchas? si yo me sentía como waldir saenz, sin goles y a un paso de la jubilación. Por ahí uno tal vez más realista me dijo: “en 6 meses vas a estar mejor “, como sea, tenia una idea en mente.....


jueves, 3 de junio de 2010

MAGULLADO EN NAVIDAD I

Cuando tenía 12 años solía ser un niño inquieto y alegre, travieso, hasta un poco diablillo como la mayoría de mocosos. De hecho sólo esperaba con impaciencia 2 fechas del calendario: mi cumpleaños-por la cantidad de beneficios que significaban para mi- y la Navidad. En esas épocas, aparte de empacharme con paneton de todas las marcas, los fines de semana me veía obligado, casi arrastrado a salir de compras con mi madre. Para no aburrirme me divertía molestando a alguno de esos tipos panzones disfrazados de Papa Noel que deambulaban en los centros comerciales. Como siempre fui medio curioso me ponia a preguntarle un monton de sonseras, uno hasta me confesó que estaba harto de ponerse ese ridículo disfraz. Todas las mañanas ni bien despertaba, desayunaba como un desesperado y salía corriendo con la boca repleta de pan, a subirme en un skateboard, a saltar, a caerme, a sacarme la mugre, a reirme y a disfrutar de las vacaciones de fin de año con mis amigos...